Del Photoshop a la varita mágica

Alumnos de 2º de TICs comprobando las virtudes de Photoshop

        Algunos historiadores, antropólogos y observadores sociales no dudan en llamar a la era de Internet y de la Informática Tercera Revolución Industrial. A pasos agigantados, en un simple click de ratón, nuestra sociedad se ha visto sacudida por otro modo de hacer, pensar, divertirse, informarse y comunicarse. El mismo Julio Verne habría soñado con esta era de bytes, megabytes y todobytes que nos han invadido sin apenas darnos cuenta.
   Muestra de ello, entre numerosas cosas y avances más, es el mundo de la fotografía. Lejos quedan ya aquellos carretes "de doce", "de veinticuatro", "de treinta y seis" que íbamos ilusionados a recoger a las tiendas de fotos, para comprobar que la mitad estaban desenfocadas y otras tantas al trasluz o con el pulgar tapando el paisaje. 

      Hoy en día editar una fotografía o hacer un montaje con diseño gráfico es algo casi necesario. Una de las partes de 2º de Bachiller de TICs (Tecnologías de la  Información y la Comunicación) es el diseño gráfico en Photoshop. Es una etapa de la asignatura en la cual los alumnos adquieren una fuerte inyección de motivación. Los conocimientos adquiridos no solo les valen para editar y retocar fotografías a nivel doméstico, sino también a nivel profesional y, luego, durante y después de sus estudios. Es una buena base para carreras o salidas como Diseño Industrial, Diseño Web, Diseñadores Gráficos, etc.

Alumnos de TICs cambiando el color
     de pelo sin pasar por el tinte

También conocer la poderosa máquina del Photoshop sirve de reflexión a nuestros alumnos para darse cuenta de que la realidad cumple el refrán a la perfección de que “no es oro todo lo que reluce”. En la sociedad de “la imagen y el postureo”, una herramienta tan potente como esta llega a convertirse en una especie de varita mágica para poder ver cumplidos nuestros sueños físicos. Se sabe, es del dominio público, que muchas portadas de las revistas del glamour rosa aparecen con personajes sujetos al “retoque”, al apaño y al “arreglito”: unas lorzas  allí, unas arruguitas estiradas aquí, un grano que hace “puf” allá, una nariz que… en fin… que nos reinventamos al gusto de un mercado social donde la imagen adquiere una importancia que raya lo absurdo, no siendo sino un caldo de cultivo explosivo y peligroso para complejos, frustraciones o cosas más graves como la anorexia, sin ir más lejos.

Claro que, bien pensado, ¿quién está libre de no caer en la tentación de manejar el ratón y hacer un par de clicks aquí o allá antes de privarse de un torrezno bien frito, un buen helado de chocolate o un pastel que rebose crema pastelera..?

Que en instagram se están poniendo de un caro los followers…

En Colaboración con el Departamento de 
Tecnologías de la Información y la Comunicación