Revista Digital del Centro de Bachillerato
"Ángel de la Guarda" de Alicante

domingo, 27 de enero de 2019

Toledo: la ciudad de las tres culturas


 CRÓNICA-REPORTAJE

Toledo - Sefarad
  Dentro del programa del diploma del Bachillerato Internacional, el Centro de Bachillerato Ángel de la Guarda es el único de España  y uno de los pocos de Europa que oferta, dentro del grupo Individuos y Sociedades, la asignatura de Religiones del Mundo. Esta asignatura, una de las más interesantes, apasionantes y bonitas del programa, ofrece a nuestros alumnos la oportunidad de conocer las religiones del Taoísmo, Islamismo, Judaísmo de un modo general en el primer año
Entrada a la Judería
y, ya más en profundidad, el Cristianismo en sus múltiples variantes y el Sijismo en el segundo año. Siendo esto así, la visita a Toledo, que es una ciudad en la que convivieron de un modo ejemplar para la humanidad las tres culturas, las llamadas religiones del Libro: islamismo, judaísmo y cristianismo, no estaba solo justificada, sino que es de obligado cumplimiento. 
Tenemos en nuestras fronteras el paradigma de las Religiones del Mundo: Toledo.

DÍA 1
Tarde. El puente de San Martín. San Juan de los Reyes. Sinagoga de Santa María la Blanca
Toledo nos recibió con una gran y doble sonrisa: doble porque la primera sonrisa nos la ofreció un cielo límpido y azul, con un sol radiante y una temperatura envidiable; la segunda sonrisa nos la ofrecieron las consagradas de Ignis Ardens de Argés, un pueblecito muy cerca de Toledo. Encarnita nos recibió en la Guardería que el Instituto tiene en Toledo con una amabilidad extrema y con un almuerzo comida que nos ayudó a afrontar las posteriores cuestas empedradas de la ciudad imperial y que además nos sirvió de centro de operaciones para las distintas “incursiones” a las murallas, las puertas y los puentes toledanos.
Claustro de San Juan de los Reyes
Precisamente por el puente de San Martín fue por donde iniciamos nuestra mini conquista de la ciudad del águila bicéfala. Tras cruzar el puente – y en paralelo a unos amantes del riesgo que cruzaban el río en tirolina – una primera pendiente pronunciada nos lleva al monasterio de San Juan de los Reyes, una excepcional maravilla arquitectónica del gótico isabelino ideada por la católica Isabel I, cuya iglesia, claustro de arquería arborescente y parte elevada te deja con la boca abierta.
Claustro de San Juan de los Reyes
Tras esta primera visita, y muy cerca de San Juan de los Reyes, nos encontramos con lo que fue sinagoga judía en 1180, hoy cristianizada y rebautizada – nunca mejor dicho – como Sinagoga de Santa María la Blanca, en 1391. El singular estilo mudéjar de
Sinagoga de Santa María la Blanca
la hermana pequeña de la cordobesa nos ofrece una columnata que nos sumerge en los rezos y murmullos rabínicos del Semá, la Torá y los mitzvot judíos y nos vuelve a dar una muestra de la grandeza de nuestra hospitalaria España. Los judíos sefardíes – así son llamados los judíos españoles, a diferencia de los askenazíes, que son el resto de los judíos europeos – llevaron el espíritu peninsular tras su expulsión en su diáspora creando un arte propio, una lengua propia y una música propia con inconfundible sello hispánico que los hizo diferentes.
La huella musulmana más importante, la Mezquita del Cristo de la Luz, se nos quedaba demasiado lejos de nuestro plan de invasión y no nos dio tiempo a visitarla. Pero la cultura islámica también se respiraba colgando de torreones, puertas y murallas defensivas e incluso pasamos cerca de torres de campanario hoy cristianizadas que fueron minaretes en los años de dominación musulmana como ocurre con la torre de la iglesia del Salvador, antiguo minarete musulmán, a cuya sombra pasamos cuando, por la calle de Santo Tomé, fuimos camino de la populosa plaza de Zocodover.

Noche. Convento de las Jerónimas de San Pablo. Iglesia de San Ildefonso (Jesuitas). Cena en la Judería.

Sala de visitas del convento de las Jerónimas de San Pablo
Convento de las Jerónimas
Faltos muchos de conversión como íbamos y siendo ese mismo día el día que la Iglesia Católica celebraba la conversión de San Pablo, la tarde dio paso a una noche que se iba a convertir en mágica porque nos esperaban sorpresas y aventuras más que interesantes. Tras un par de cuestas, dos giros y tres estrecheces de calle más, entramos por una puerta sencilla que daba un coqueto patio toledano que olía a maceta y a limpieza; luego, unas escaleras crujientes y en penumbra que nos llevaban a un torno típico de las clausuras tras el que no parecía haber nadie en un principio…hasta que en otro lado se abrió una puerta… y tras ella… se encontraba la sala de visitas del convento de clausura de las Jerónimas de San Pablo... ¡que estaban celebrando su fiesta! Nuestros chicos, nada más entrar, se quedaron divididos entre alucinar con la reja de clausura tras la que un grupo de monjas de sonrisas blancas y radiantes departían con un grupo de sacerdotes y algunas fieles de por allí, o alucinar con la mesa de buñuelos, rosquillas de manteca, bollos, pastelillos, refrescos… Tras un breve instante de
Convento de las Jerónimas
zozobra, la tarde noche fue avanzando en lo que se convirtió en una experiencia que nuestros alumnos no olvidarán. Don Bienvenido, nuestro capellán y profesor de Religiones del mundo, es conocido de estas monjas de cuando su estancia en Toledo y la sorpresa que se llevaron cuando lo vieron aparecer inesperadamente solo fue superada por la sorpresa de nuestros alumnos al ver la majestuosa sencillez de la vida contemplativa. Entre sonrisas, buñuelos y preguntas, las monjas se volcaron en favores, atenciones, regalos, bendiciones, oraciones, lamentaron que don Bienvenido no llevara ninguna de sus marionetas, a las que echaron de menos, y, al final, hubo un interesante intercambio de reflexiones encaminadas muchas al futuro y proyectos y vocaciones de nuestros jóvenes… Y tuvimos que irnos, claro… Quedaba todavía mucho Toledo por ver…
Enseguida entramos en contacto con nuestra persona infiltrada dentro de las murallas de Toledo para conseguirnos el acceso a posiciones desde las cuales observar mejor nuestros siguientes objetivos. Acceso a lugares privilegiados de los que solo Mabel… tenía la llave. Mabel, consagrada del Instituto Ignis Ardens, nos
Torre de los Jesuitas - Al fondo, pincáculo de la catedral
enseñó la Iglesia de San Ildefonso, más conocida en Toledo como la Iglesia de los Jesuitas. Tras ver la iglesia y sus peculiaridades, ascendimos a una de las cotas más elevadas de Toledo, las torres campanario, desde las cuales la visión nocturna de la ciudad del Greco es espectacular y sobrecogedora. Ciento cuarenta y tres peldaños nos llevan a ver el Alcázar iluminado, y el mazacote
Catedral y Alcázar iluminados
arquitectónico de la catedral de Toledo, nuestro siguiente objetivo, también iluminado. El campanario es lo más alto de Toledo, más incluso que la propia catedral, ya que, como nos explicaría don Juan Miguel, deán de la catedral, la grandiosidad del proyecto y el limitado espacio que quedaba en el peñasco donde se sitúa Toledo entre las ballestas del Tajo, obligó a construir la catedral en el único lugar donde cabía, y este era una pequeña depresión. Por eso, la aguja de la catedral no es el punto más alto, como suele ocurrir en el resto de catedrales.
Despedida Mabel, que se portó con nosotros genial, era ya la hora de cenar. Así que elegimos un sitio por la zona de Santo Tomé y luego, de regreso en Argés, nos dispusimos a intentar reponer fuerzas… todavía quedaba mucho Toledo por ver…
Puerta de la Iglesia de los Jesuitas
DÍA 2.
Mañana. Catedral de Toledo. Misa según el rito hispano-mozárabe. Tour en Bus turístico.
Momento de la misa en rito hispano-mozárabe
Capilla Mozárabe
No queriendo romper el mito y la leyenda, la nochecita fue toledana. Las temperaturas, cuando el sol se ve obligado a irse de Toledo, bajan bastante y las brumas del río reparten escarcha por doquier. Pero quedaba mucho por ver, así que, bien temprano y, aunque era obvio que se estaba mejor bajo el techo del saco de dormir, nos esperaba el techo gótico flamígero de la catedral de Toledo y otra de las experiencias inolvidables de nuestra conquista: asistir a una misa oficiada en el rito hispano-mozárabe de la que don Bienvenido formó parte. La misa en este rito se caracteriza por su autenticidad y por su tendencia a mantener las misas tal y como se celebraban en la época del esplendor toledano, puesto que se celebraban muchas de ellas en la clandestinidad al estar bajo dominio musulmán (y ya conocemos a los católicos, cuanta más presión, más autenticidad), incluso cuando el Papa Gregorio ya había
Capilla Mozárabe
optado por el rito de la misa más parecido a las actuales. Prácticamente cantada en latín – excepto las lecturas-, con un orden de la liturgia que nos sorprendió, con los oficiantes de espaldas a los fieles y al coro de sacerdotes que salmodiaban largos responsos desde los sitiales de una capilla de la catedral habilitada exclusivamente para este rito... La experiencia para nuestros alumnos, estudiosos de las distintas variedades del cristianismo, supuso un documento de primera mano impagable.

Coro de la Catedral deToledo
 Terminada la misa, la grandiosidad de la catedral fue nuestro siguiente objetivo. Columnatas, capillas, coro, claustro, sala del tesoro, sala capitular – con todos los cardenales y arzobispos de Toledo- cuadros del Greco, El expolio, Jesús Crucificado, San Francisco y san León… etc… Tizianos, Caravaggios, Sanzios…La espectacular custodia del Corpus Cristhi que dejaba a los asiáticos boquiabiertos...
Sala Capitular de la Catedral de Toledo
La catedral nos absorbió el tiempo de un modo mágico entre tanto esplendor y filigrana de alabanza al Creador. Estaba claro que tanto árabes como judíos habían dejado el listón muy alto, y habían dejado a la ciudad convertida en un reto que superar. La cristiandad, por tanto, estimulada por este trampolín, tenía que corresponder por su parte y lo hizo con creces pues la creación de estas maravillas demostraron y demuestran al mundo que con la llegada de la Cruz estaban por llegar los verdaderos renacimientos y glorias de la cultura, no ya a nivel arquitectónico y artístico, sino lo que de verdad y con razón fue llamada la Edad Moderna.

Y quedaba mucho Toledo por ver… Así que no tuvimos más remedio que echar mano de nuestros “contactos” con la Curia que nos facilitó un medio de transporte para poder terminar lo que nos quedaba por conquistar. Mediante el bus turístico, vimos el Alcázar, la Academia Militar, el puente de Alcántara, la puerta Bisagra…y un largo etcétera… y aun así... nos quedó mucho Toledo por ver…

 
Foto tomada desde el Bus Turístico descapotable.

Ha sido un viaje fantástico y muy rico en matices y colores. Ha habido tiempo para todo: para la sorpresa, para el recogimiento, para la espiritualidad, para la aventura, para el orgullo de ser lo que somos… Esto hay que repetirlo.

Íbamos a conquistar Toledo, y Toledo acabó por conquistarnos a nosotros...

Coordinadora del Bachillerato Internacional y Departamento de Religiones del Mundo

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